Este texto es un desfile de esperanza de veintiocho palabras: Comienza con Dios, termina con vida, y nos insta a hacer lo mismo.
Es tan breve que puede escribirse sobre una servilleta o memorizarse en un momento, pero al mismo tiempo es tan firme que ha aguantado dos mil a os de ataques y cuestionamientos.
Si no sabes nada acerca de la Biblia, comienza aqu .
Si sabes todo de la Biblia, regresa ac .
Todos necesitamos el recordatorio.
El coraz n del problema humano es el coraz n del humano.
Y el Se or prescribe el tratamiento en Juan 3:16.
l ama.
l dio.
Nosotros creemos.
Nosotros vivimos.
l ama.
Dios te ama porque escoge hacerlo.
El SE OR se encari contigo y te eligi , aunque no eras el pueblo m s numeroso .
Lo hizo porque te ama (Deuteronomio 7:7-8).
El amor de Dios hacia ti depende de la bondad de l, no de la tuya.
Y puesto que l es absolutamente bondadoso, t eres amado absolutamente.
No necesitas ganar su amor, porque ya lo tienes.
Y puesto que no puedes ganarlo, tampoco puedes perderlo.
l te ama con un amor eterno.
Puede que des alg n paso fuera de su voluntad, pero nunca puedes separarte de su amor.
Ap ntalo l te ama.
De hecho, te ama tanto que .
l dio.
l dio a su Hijo unig nito.
Jes s es el unig nito de Dios.
Es distinto a cualquier otra persona en la historia.
Toda cualidad que atribuimos a Dios, podemos asign rsela a Jes s.
Jes s posee una vida que dura eternamente, sabidur a sin fin y energ a incansable.
M s que todo, Jes s es exento de pecado.
Mientras vivi sobre la tierra, jam s pec .
l no cometi ning n pecado, ni hubo enga o en su boca (1 Pedro 2:22).
Por otro lado, nosotros a diario hacemos cosas reprensibles.
Exageramos la verdad.
Herimos a la gente.
Nos aprovechamos de los d biles y faltamos al respeto en nuestras familias.
Qu debe hacer Dios? Su postura es muy evidente.
Busquen .
la santidad, sin la cual nadie ver al Se or (Hebreos 12:14).
D nde nos deja esto? Nos deja dependiendo de la promesa 3:16.
Dios .
dio a su Hijo unig nito.
Aunque no pec , Jes s llev sobre s el pecado nuestro.
El Se or carg nuestro pecado sobre su Hijo y castig ese pecado.
Cuando Jes s muri en la cruz, muri por nosotros, en nuestro lugar, y resucit de entre los muertos.
Nuestra respuesta a este regalo tan grande es muy sencilla.
Nosotros creemos.
Confiamos que Jes s har lo que nosotros no podemos hacer.
No confiamos en nuestros propios esfuerzos para salvarnos.
No podemos salvarnos a nosotros mismos.
No depositamos nuestra confianza en otras personas para que nos salven.
Creemos en l.
A diario, y aun cada hora, damos pasos de confianza similares.
Creemos que la silla nos sostendr , y sentamos todo nuestro peso en ella.
Creemos que el agua hidrata, y la bebemos.
Confiamos en la obra que debe realizar el interruptor de la luz, y lo accionamos.
Tenemos fe en la manija de la puerta, y le damos vuelta.
Confiamos en poderes que no alcanzamos a ver para realizar cosas que nosotros no podemos lograr.
Jes s nos invita a hacer lo mismo con l.
Y cuando lo hacemos, cuando creemos-- Nosotros vivimos.
El Se or nos regala una vida completamente nueva.
Nos da gozo en esta vida y la promesa de la vida eterna con l.
Tenemos gozo porque tenemos al Esp ritu viviendo dentro de nosotros.
Poco a poco su Esp ritu nos cambia para que seamos m s semejantes a Jes s.
Nada de culpabilidad en esta vida, nada de temor a la muerte, l nos da la vida, ahora Y vida para la eternidad.
En el cielo ser s lo mejor que puedes ser.
Nada de enojo ni tristeza, l grimas ni aflicciones.
Nunca cansado, ego sta, ni derrotado.
Mente despejada, m sculos incansables, gozo sin estorbos.
Y, m s que todo, Dios Qu profundas son las riquezas de la sabidur a y del conocimiento de Dios (Romanos 11:33).
El cielo es un lugar perfecto poblado por gente perfecta viviendo con el Se or perfecto.
l ama.
l dio.
Nosotros creemos.
Nosotros vivimos.
Te gustar a aceptar la promesa 3:16? Lo puedes hacer.
Dile a Dios que lo aceptas.
Padre, creo que me amas.
Diste a tu Hijo unig nito para que yo pudiera vivir para siempre contigo.
Separado de ti, muero.
Contigo, vivo.
Elijo la vida.
Te elijo a ti.
Jes s espera para que hagas tu oraci n.
Cree en l y .
perecer s.
Tendr s la vida, la vida eterna, para siempre jam s.