
Natacha se encuentra con Simón en la casa de la playa, la querida casa que les dejó la abuela.
Coinciden ese anochecer en el mismo lugar donde pasaron sus mejores vacaciones, pero esta vez se encuentran durante un viernes desesperado, un viernes distinto.
Cada uno ha huido de la ciudad en busca de refugio, en busca de la tranquilidad que le ayude a recuperar el equilibrio.








